En el atletismo de élite, donde los resultados rápidos dominan, el exolímpico y entrenador principal del On Athletics Club (OAC), Dathan Ritzenhein, desafía las expectativas con una filosofía transformadora: “No puedes hacer un arreglo rápido; tienes que hacer uno a largo plazo”. Esta visión se refleja en la historia de George Beamish, miembro del OAC. En 2020, con una carrera en pausa por lesiones graves y en espera de una visa, Beamish dejó Colorado sin certezas sobre su futuro. Cuatro años después, gracias a un plan de entrenamiento personalizado, apoyo constante y la confianza de Ritzenhein, Beamish se coronó campeón mundial en los 1.500 metros en el Mundial indoor de Glasgow y representó a Nueva Zelanda en los Juegos Olímpicos de París 2024.
Para Ritzenhein, el camino hacia la cima es un proceso lleno de desafíos y crecimiento. “La base de todo es el trabajo constante, una y otra vez”, asegura. Desde St. Moritz, donde entrena a un equipo de ocho atletas olímpicos de más de seis países, el éxito del OAC refleja su dedicación y su enfoque en el desarrollo integral de sus corredores.
El 2024 ha sido el año más desafiante para el OAC. Con atletas brillando en competencias globales, Ritzenhein enfrenta el reto de mantener una conexión cercana, incluso a la distancia. En abril, mientras apoyaba a corredores en Australia, tuvo que seguir en su teléfono la victoria de Hellen Obiri en el Maratón de Boston. “Quería estar en todas partes”, admite, mostrando su compromiso.
Lo que distingue a Ritzenhein no es solo su enfoque técnico, sino su empatía. “A veces tienes a un atleta que lucha y a otro en su mejor momento. Lo importante es ser ese punto de equilibrio”, dice.
El éxito del OAC, que nació con pocos recursos, se basa en la confianza mutua. Hoy, cuatro años después, ese compromiso sigue marcando el ritmo, demostrando que siempre hay un camino y un lugar al que llegar.