El noruego Jakob Ingebrigtsen, considerado uno de los atletas más destacados de su generación, ha perfeccionado el arte del entrenamiento en interiores, convirtiendo la cinta de correr en una herramienta clave para alcanzar su máximo rendimiento. Su enfoque metódico y basado en datos le ha permitido optimizar cada sesión de entrenamiento, incluso en los fríos inviernos escandinavos, construyendo una base sólida para sus logros.
Para Ingebrigtsen, la cinta de correr no es solo una alternativa al aire libre, sino un entorno controlado que elimina distracciones como el viento o las curvas, permitiéndole enfocarse en las métricas clave: frecuencia cardíaca, lactato, ritmo y sensación. “La cinta me permite mantener un esfuerzo preciso. Nunca voy por encima ni por debajo del nivel que necesito”, comenta.
Lejos de temerle al tedio, Jakob ve cada sesión como un desafío personal. Planifica cuidadosamente sus entrenamientos, ajustando ritmos y esfuerzos para maximizar los beneficios. Una de sus rutinas más emblemáticas son los intervalos de 4×6 minutos al umbral, donde alcanza ritmos de hasta 22 km/h con frecuencias cardíacas entre 166 y 177 bpm. Estas sesiones repetidas consolidan su resistencia y mejoran su rendimiento a largo plazo.
Tener un plan claro, usar métricas como la frecuencia cardíaca para guiar el esfuerzo y tratar cada entrenamiento como un objetivo específico son estrategias replicables.