El progreso del entrenamiento no va a depender de cuanto resistimos, si no de cómo administrar las cargas en el tiempo. Entrenar con criterio permite saber cuando empujar y cuando tener que ajustar, considerando que la capacidad de respuesta del cuerpo cambia día a día.
En la práctica, entrenar mejor significa leer tanto el estado físico como mental antes de tomar decisiones. Existen días que el cuerpo responde, el entrenamiento fluye y la carga se asimila bien. Otros días cuesta más: nos sentimos más tiesos, la coordinación disminuye o arrastramos una fatiga de sesiones anteriores. El ignorar estas señales no suma adaptación, solo acumula desgaste.
Desde lo físico, el rendimiento mejora cuando el estímulo es adecuado y la recuperación permite que el cuerpo procese la carga. El cuerpo funciona en sistemas, en este caso: el sistema muscular, cardio-respiratorio, articular y nervioso, necesita espacios de exigencia y espacios de recuperación para que el cuerpo se adapte. Cuando ese equilibrio se rompe, el cuerpo compensa como mecanismo de sobrevivencia natural, los movimientos pierden eficiencia y el riesgo de lesión se dispara.
Entrenar mejor no significa entrenar menos, significa entrenar con criterio. Ajustar intensidad, mover una sesión o priorizar recuperación cuando corresponde es parte del proceso, no es un “fallarle al plan”. El rendimiento sostenido no se construye en una semana, se construye en la suma de buenas decisiones repetidas en el tiempo.
El objetivo no es cumplir entrenamientos, es sostener el entrenamiento. Porque el cuerpo no se adapta a esfuerzos aislados, se adapta a procesos bien ejecutados en el tiempo.
IÑAKI ACHONDO
@kalud.cl
Quiropráctico deportivo
Fundador de Kalud

