Octubre de 2022. Han
pasado ya 15 años, pero para muchos es como si hubiese sucedido ayer. La
edición 2007 del Maratón de Chicago, realizado como es tradición el segundo
domingo de octubre, es recordado no precisamente por las marcas alcanzadas ni
por la fiesta que se vivió en sus calles, sino que por la ola de calor que
azotó a la ciudad, siendo titulada por los medios esa edición como el “Maratón
del Infierno”. La carrera dejó a una persona fallecida y más de 350 atenciones
médicas.
Lo que parecía una fiesta se
derrumbó rápidamente por las inclemencias del tiempo. A la partida, a las 8:00
hora local, los termómetros ya registraban 22 grados, pasando a las pocas horas
a 31 con una humedad del 88%.
Los puntos de abastecimiento con
el pasar de la carrera comenzaron a verse en aprietos porque la gente
necesitaba más de un vaso para hidratarse, acabándose el agua para los
más lentos. “Tuvimos que recoger vasos del suelo”, comentaba una atleta al diario
The New York Times. “Había gente cayéndose en todas partes”, comentó otro al
Chicago Tribune.
La organización, apelando a la
responsabilidad, decidió suspender la carrera cuando esta llevaba 3 horas y 30
minutos debido a que uno de los maratonistas inscritos falleció. A pesar de las
barreras de los policías en que pedían por favor abandonar la prueba, muchos
hicieron caso omiso para cumplir su anhelo de ser finalista del Maratón de Chicago.
De todos modos, la carrera tuvo
ganadores pero con marcas bastantes discretas. En varones el triunfo fue para
el keniata Patrick Ivuti con 2h11:11, mientras que en mujeres ganó Berhane
Adere de Etiopía con 2h33:49.