Grand Slam Track toca fondo

La liga que prometía revolucionar el atletismo profesional terminó su primera temporada exactamente al revés: hundida en deudas, sin público y ahora oficialmente en bancarrota. Grand Slam Track (GST), el ambicioso proyecto liderado por Michael Johnson, presentó una solicitud de reorganización bajo el Capítulo 11 en Estados Unidos confirmando lo que ya era un secreto a voces: la liga nunca logró sostener su propio hype.

Durante su lanzamiento, GST se presentó con bombos, platillos y la promesa de 30 millones de dólares en financiamiento y 12,6 millones en premios, cifras que jamás existieron en sus cuentas según reportes posteriores. Tras tres eventos con poca asistencia y un cuarto cancelado en Los Ángeles, la salida repentina de un inversionista clave terminó de desfondar el proyecto.

El resultado: 19 millones de dólares adeudados entre atletas, proveedores y licencias. En octubre, GST apenas logró pagar la mitad de los premios, dejando a muchos competidores en el limbo. Aun así, Johnson se niega a bajar la cortina definitivamente. Habla de una “reorganización supervisada por la corte” y asegura que la liga podría volver cuando “tenga un perfil financiero ajustado”.